Will y Harper [2024] ★★1/2 · Will Ferrell en el papelón de su vida: Curando la transfobia él solito

Es difícil golpear a un documental cuyas buenas intenciones son absolutamente innegables y cuyo tema es tan importante, tan personal y tan relevante. Es difícil separar el tema que trata con criticar el documental en sí. Así que empiezo por ahí, aplaudiendo el importantísimo debate, aplaudiendo esta visibilidad del colectivo trans y especialmente en generaciones de mayor edad que es quizás donde menos visibilidad se da en muchas mujeres trans que nunca han podido traicionar por los prejuicios de la sociedad. Entonces, toda visibilidad es poca, y estoy totalmente a favor.

También el hecho de que sea por parte de Will Ferrell, un cómico asentado pero con un público eminentemente americano y de clase media tirando a baja que suelen ser usualmente los que mayores prejuicios hacia la comunidad tienen. Aplaudo enormemente la valentía de Ferrell que por desgracia en este mundo de cancelaciones y “review bombing” que vivimos es el que pone su cara y status y que más digamos que “se la juega” en el proyecto. Que además dicho sea de paso es una descarada herramienta de enseñanza al público generalista, al que agarra de la mano y paso a paso les va acompañando en las reflexiones.

Todo esto lo aplaudo, lo respeto, lo valoro y me quito el sombrero ante la idea. Ahora llega mi problema: el documental no termina de encontrarme.

Puede que sea porque es un tema del que ya estoy educado y concienciado por centenares de productos más pasados y atrevidos y que puede que dirigidos a otro público y este “Will y Harper” simplemente no está dedicado a mí como público. 

Mi otro problema: No soporto a Will Ferrell. Los primeros 25 minutos del documental se me hicieron insufribles porque no me resulta ni remotamente divertido. Como película hasta que arranca el viaje me parece que no hay idea, que no hay guión y que no hay producción previa. Eso es algo que he sentido todo el rato, que la idea es Will y Harper van por America y son lo suficientemente divertidos, maravillosos e interesantes como para soportar dos horas de metraje a sus espaldas. Spoiler: no lo son.

Will Ferrell y compañía se creen tan importantes, tan autoconscientes de su fama que van constantemente diciendo cosas como “Es Will Ferrell de Hollywood”, “Sabes que es Will Ferrell” “¿Sabías que soy amigo de Will Ferrell?” Hay tanto masaje de ego que me resulta insoportable. Si montas y cortas sólo los diálogos sobre “Eh mira, es Will Ferrell” fácilmente te ahorras 15 minutos de película.

No voy a entrar en lo que cada uno encuentra o no divertido, pero el mejor chiste de Ferrell es preguntar si “¿Cómo mujer crees que conduces peor?” O gritar a unos perros desde un globo aerostático. Un festival de la comedia.

Mención aparte al name dropping de la película, con una comida “improvisada” en la que sacar caras famosas del Saturday Night Live o la llamada telefónica en la que buscan una canción para el documental y van nombrando a todos sus amigos famosos para acabar en Kirsten Wiig. Esa escena me hizo poner los ojos tan en blanco que casi me quedo sin córneas.

Pero el nombre más mencionado es “Pringles”. Están tan presentes que casi me sacan un ojo, hay escenas enteras sobre los nuevos sabores que sacan al mercado, las llevan de regalo a los invitados y solo les falta romper la cuarta pared para recomendarlas. Y cuando ya estás harto de las Pringles llegan escenas enteras sobre Dunkin’ Donuts y lo divertidos que son. 

No me interpretéis como un hater, porque hay cosas buenas sobre todo en las escenas tiernas, sobre las dudas sobre la aceptación propia de Harper o las de el propio Will Ferrell de fallar a su amiga. Hay puntos buenos pero hay que esperar casi una hora para llegar a ellos y para que el debate se vuelva interesante más allá de lo obvio. Otros como “vamos a entrar en este bar o ir de cena sin atraer la atención pero con un equipo de rodaje y cámaras alrededor nuestro” que me hacen levantar mi lado escéptico sobre toda la credibilidad de esto.

Aún así por la valentía, por el tema que abarca y por los momentos que encuentra el corazón es recomendable. Es una pena que para llegar a ellos tengas que estar aguantando bastante intrascendencia y mucha, pero que mucha publicidad encubierta. 

Las dos películas escritas por Harper Lee son Casa de mi padre y la película de Eurovision y a las dos les tengo dadas un 1. Así que he progresado

la idea es Will y Harper van por America y son lo suficientemente divertidos, maravillosos e interesantes como para soportar dos horas de metraje a sus espaldas. Spoiler: no lo son.

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