How To Have Sex ★★★★ 1/2 · British Teens Abroad

Crítica de How to Have Sex, en los cines

 

Te vas con tus mejores amigas de vacaciones a Grecia mientras esperas los resultados de tus “A Levels”. Son tus amigas. No. Son tus mejores amigas. Compartís ropa, confidencias, sisterhood. Son las vacaciones de una vida. Al año siguiente empieza la universidad y las responsabilidades.

Entre chupitos, cheesy chips y noches de karaoke te dicen que hay que elevar la fiesta. Conocer chicos.
Tus amigas quieren sexo, gente y alcohol y crees que eso es lo que quieres. La sociedad te ha dicho que eso es lo que quieres. La cultura te dice que eso es lo que quieres, las redes sociales, los programas como Geordie Shore, Ibiza Weekender, Love Island, Ex on the Beach, The valleys y media parrilla de la MTV te dice que eso es lo que tienes que hacer. Que eso es lo que quieres hacer.

Ahora o nunca. 

No te gusta pero te fuerzas a que te guste. Son las vacaciones que debes recordar el resto de tu vida. Tienes ese miedo de no disfrutar lo suficiente. 

“How to have sex” es una película que narra perfectamente las presiones de la edad, de la sociedad y sobre todo la influencia de los amigos y la gente alrededor que te presiona constantemente hacia una dirección que no tiene que ser necesariamente tu decisión. 

Lo hace sin adoctrinar sino colocando la cámara en la presencia magnética de Mia McKenna-Bruce, a la que vimos en la serie Get Even pero que aquí debuta en largo con tanta naturalidad, hipnotismo, fragilidad, compasión, lealtad, confusión, vergüenza, humillación y un dolor muy muy profundo. Todos sus sentimientos se ven claros como el cristal y tiene un arco desde los gritos de alegría desmedida de las vacaciones hasta las escenas más introspectivas como la del aeropuerto. 

Brillante en su estilo visual, cargado de neones y luces fluorescentes que contrastan con las mañanas empapadas de sol y resaca, un montaje que ayuda este frenetismo con algún salto temporal perfectamente encajado. Hay grandes cambios entre la noche y el día, en la energía de todos los componentes cinematográficos que hacen sentir a la película totalmente real.

Pero en el fondo la película confiere una tristeza dentro de todo el aparente desenfreno que parece tener. Muy pocas cintas han dejado tan claro esa sensación de que las compañías te arrastran a quien no eres y no quieres ser pero que te fuerzas en tratar de ser porque es lo que se supone que debes ser y en un ambiente en el que no quieres ser el aguafiestas.

Por encima de todo “How to have sex” nunca juzga, nunca adoctrina, nuca fuerza ninguna situación simplemente narra como las lineas de esas amistades y necesidades se van haciendo borrosas en esos años en los que buscas encontrar tu propia voz y a veces es difícil entre todo el ruido que grita la sociedad. “How to have sex” es una grandísima película.

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