Imagina que estás en medio de un gran polvo, estás todo excitado y de repente, cuando esperas que te susurren algo bonito al oído te dicen “pues ya estaría”
Ni culminen, ni orgasmo, ni besito de despedida o cigarrillo de después. Simplemente ahí te quedas.
Eso ha sido Chad Powers, la serie de Disney+ protagonizada y coproducida por Glenn Powell que nos ha dejado interruptor como la sinfonía inconclusa de Schubert, como la sagrada Familia o como la cara de Rosy de Palma. Obras que se pueden disfrutar por diferentes motivos pero que están sin terminar.
El que no sepa de lo que hablo, Chad Powers es en esencia, una especie de Señora Doubtfire trasladada al mundo del fútbol americano. Una estrella del deporte comete un gran error, es cancelado y, ante la imposibilidad de que lo contraten, aprovecha que su padre trabaja en maquillaje protésico para hacerse pasar por otra persona: una suerte de paleto sureño.
Esta situación de cambio físico, problemas con el maquillaje (la serie ha estado pelín obsesionada con ese aspecto) y la diatriba de cualquier cinta deportiva de superación son lo que ha dado pie al argumento de la serie. Nunca ha buscado grandes giros ni situaciones, muchos arquetipos de personajes los conocemos como la asistente del entrenador que tiene grandes ideas pero nadie escucha por ser mujer y encima la hija del entrenador personal, los compañeros de equipo que tratan fatal al suplente, la mascota del equipo divertida y en esta era “post–Ted Lasso” también aparece una directiva rubia que choca con el entrenador más tradicional… Incluso se parecen en su origen: Ted Lasso nació de un anuncio de televisión, y Chad Powers de un sketch viral protagonizado por Eli Manning para Eli’s Places, en el que se disfrazaba para intentar una prueba de fútbol universitario como “Chad Powers”.
Pese a todo esto creo que la serie ha sido mejor de lo que se le ha reconocido: divertida en lo absurdo y con un reparto inspirado que busca autenticidad en medio de una premisa disparatada.
Además es una de las series que más he disfrutado semana a semana porque me ha recordado mucho a mi día a día. Yo para que la gente me tome en serio paso horas poniendo un traje de gordo, una calva postiza, afeándome… de otra manera todo el mundo me confundiría con Glenn Powell o Ryan Gosling. Depende de si ese día he ido al gimnasio o no.
Pero fuera de bromas, Chad Powers nunca ha sido perfecta ni televisión de prestigio, pero con ese tono extraño entre comedia y drama personal siempre me ha tenido entretenido. Va directa al grano y siempre hacia adelante. Ha sido una serie liviana, ligera y entretenida, sin mucha más vuelta de hoja, los giros y tramas se ven venir, y en general es una serie placentera de ver, aunque siempre he tenido la sensación de que habría funcionado mejor como película que como serie. Pero en general me ha resultado muy notable.
mi problema principal llega al final, que simplemente no existe. Fijaos hasta qué punto es una tomadura de pelo que, cuando me senté a ver el desenlace, descubrí que no había más episodios y que el de la semana anterior había sido el último. Tuve que revisionar las últimas escenas por si me había perdido algo o se me había caído internet, pero no. Ni siquiera es un *cliffhanger*: es un corte abrupto, sin cierre, sin saber si habrá vuelta ni cuándo sería. Y ahí sientes que has perdido el tiempo y que te han engañado.
Esta técnica, por desgracia cada vez más habitual, consiste en que los creadores ya no planifican una serie con la idea de tener continuidad natural, de crear personajes y dejarlos respirar. Ahora plantean las temporadas como si la primera fuera el episodio piloto de lo que vendrá. Como si la temporada no necesita tener introducción, nudo y desenlace. Te ponen solo la introducción y plantean el nudo y ale, búscate la vida. Luego claro no sabes si la serie es renovada y si lo es, tampoco si la estrenan el año que viene o dentro de 15 años.
Y yo ya estoy cansado. Como digo no hablo de un cliffhanger, sino de una serie que aborda un único tema y te lo deja sin resolver. Como si apagases una película en un minuto aleatorio. *Tierra de mujeres* nos dejó así, completamente tirados, y en *Chad Powers* lo peor es que la serie va construyendo un gran momento para simplemente acabar ahí, en plena subida.
He buscado una entrevista al creador y dice literalmente: “Cuando se llega al final de la temporada, es una sensación de que acaba de empezar. Que ahora empieza la serie”. Lo cual me parece una tomadura de pelo suprema. Termina la historia y abre opciones para una segunda temporada, pero no empieces algo que no vas a cerrar, dejándome tirado a mitad.
Por eso me cuesta recomendar Chad Powers ahora mismo, a pesar del carisma de Glenn Powell, del entretenimiento ligero, de la duración ajustada de los episodios, de lo fácil que es de ver, de lo honesta que me parece y de lo mucho que nos parecemos físicamente Glenn Powell y yo. Es difícil decirle a alguien que se ponga a ver una serie porque cuando parece que va a llegar lo mejor, cuando llegas a ese punto máximo y estás pegado a la pantalla…
