JOYLAND ★★★1/2 · La primera cinta Pakistaní en ser exhibida en Cannes es un valiente retrato LGBT que se termina perdiendo

Crítica de Joyland [Saim Sadiq, 2022]

Joyland tiene una de esas intrahistorias peculiares, en un primer momento fue censurada en su país de origen debido a la fuerte carga de contenido LGBT de la cinta, poco después se convirtió en la primera cinta Pakistaní exhibida en el festival de Cannes (donde ganó el premio del jurado de la sección “Un Certain Regard”) y encima fue seleccionada por la academia de cine Pakistaní para representar al país en los Oscar donde llegó hasta la shortlist en un gran éxito para la filmografía del país. 

La cinta, que ahora nos llega al catálogo de Filmin es un film honesto, valiente y con mucho que contarpero que no consigue de lograr rematar a pesar de la gran labor de su reparto y de su director, Saim Saquid, que con este debut ha conseguido ponerse en el radar cinéfilo.

La película cuenta la historia de una familia de tres generaciones que conviven dentro de la misma casa bajo el férreo control del patriarcado y la influencia que éste ejerce en la vida y las relaciones de toda la familia. El elemento que agita esta familia es el momento en que el hijo menor de la familia encuentra trabajo como “backing dancer” en el espectáculo de una artista transgénero en un show de un “cabaret erótico” en el que realmente hay poco erotismo y todo el mundo actúa completamente vestido. 

Toda la primera mitad de la cinta está narrada de manera naturalista, con grandes interpretaciones y gran mimo en ilustrar unos buenos personajes en los que todos tienen profundidad y sentido de cómo tienen que navegar sus vidas dentro de estas tradiciones tan arcaicas y patriarcales. 

La cinta resulta fácil de querer y hace una de esas cosas que las buenas películas hacen: hablar de asuntos serios sin que parezca que lo estén haciendo. La luz de la película, el mimo y cuidado con la honestidad con la que se trabajan temáticas controvertidas, máximo hablando de Pakistán. Resulta increíble que en un metro hay lugares aún destinados para que se sienten mujeres y hombres de manera separada.

El problema personal  es que cuando la película debería cerrarse y las tramas confluir, cuando el ambiente se debería sentir más opresivo siento que la narración se vuelve muy difusa, que se arregla con un flashback al final, es como si en el nudo no consiguiera la pegada necesaria.

Puede ser un argumento absolutamente personal pero me quedé cada vez más fuera cuando empieza el romance que es cuando en teoría más debería llegar y me ha desconcertado ahí, porque es una película con un gran fondo, que toca un problema muy certero en un país del que nos llegan pocos productos (creo que es mi primera película pakistaní) y es una claramente una buena película. Y sin embargo hay algo que me falla en la segunda mitad y me da rabia porque quería que me gustase y emocionase más de lo que consigue.

Aún así, Joyland es un film ampliamente recomendable para pasar una buena tarde de cine comprometido, honesto, valiente y que abre una ventana a una realidad en un país del que a veces conocemos tan poco.

Hablamos de ella en nuestro programa 138 de Cine

Vete a verla si... quieres acercarte sin complejos a una cinta LGBT de Pakistán

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